Descripción
Han transcurrido algunos años desde que dejé la cátedra de Derecho procesal penal en la Facultad de Jurisprudencia de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, después de haber cumplido cuarenta años ininterrumpidos de docencia. Todavia tengo sueños recurrentes en los que me encuentro frente a los estudiantes o en medio de ellos, enseñandoles que solo un proceso penal sirve para descubrir la verdad y hacer justicia, algo aparentemente tan fácil de alcanzar. Trabas, obstaculos, falacias y cínicas afirmaciones enrarecen el ambiente para evitar que se descubra la verdad y se apliquen las normas del Derecho penal sustantivo a los que delinquieron. Las simples sospechas basadas en evidencias de que se ha cometido un acto tipificado en la ley y las afirmaciones poco atinadas de las investigaciones policiales y de los medios de los medios de comunicación cuando adelantan conclusiones que se filtran en las redes sociales inculpan a este si y a este tambien, traban y dificultan el ejerciciode una accion penal que debe darse de manera tecinca, en debida forma y con estricto apego a la ley. Condenar sin juicio previo, es tan grave y pernicioso como presentarse ante las cámaras de televisión a decir que el defendido es inocente, que es un perseguido político y que no hay pruebas que permitan establecer la responsabilidad y condena.